lunes, 29 de septiembre de 2014

Escapada San Antonio de Areco

Fuimos a pasar unos días a San Antonio de Areco, la idea era descansar, tener tiempo libre, pasear y disfrutar, salir de la rutina cansadora y cambiar el aire para llegar con fuerzas a fin de año.
Es increíble pera ni bien llegamos a Areco se me fue la contractura que tenía en los hombros y tan pronto regresamos volvió...

Elegimos ese destino porque es cerca de la ciudad y además la primera vez que fuimos (hace más o menos 3 años) nos encantó. Nos tocaron cuatro días de sol absoluto y empezamos la primavera con mucha energía renovada.

Cosas que disfrutamos:

  • Dormir hasta tarde
  • El silencio 
  • Leer en el jardín del hotel, rodeada de flores y pájaros. 
  • El sol de los cuatro días. 
  • Las sábanas de 300 hilos del hotel. En serio... se nota la diferencia, es una caricia. 
  • Los perros compañeros del camino
  • Las cervezas artesanales que nos tomamos 
  • Andar en bicicleta
  • Tomar mate junto al río, charlar y jugar a los dados. 
  • Pasear con Lolo y disfrutar un bello día en familia. 
  • La comida =)
  • La bendita y religiosa siesta de la tarde. 
  • Mirar para arriba y no ver edificios, sólo cielo.
  • Caminar por las veredas tranquilas de un pueblo. 
  • Ver otro estilo de vida, diferente al nuestro. Más relajado y paciente. 
Esto vimos los cuatros días de sol absoluto:













Y otros detalles más...



Espero que hayan viajado un poco.



Naturalita


martes, 2 de septiembre de 2014

Muffin de Limón y Amapola

Hoy los protagonistas son: El Limón y la Amapola, una combinación sublime. La receta la descubrí un día hojeando la Revista Limonada y la encontré muy fácil y tentadora. Me animé a prepararla el día de mi cumpleaños y a todos le gustaron, así que ya se sumo a mis recetas favoritas. 

Para hacerla necesitan:
Rinden 12 grandes

Manteca 100 gr.
Azúcar 150 gr. 
Rayadura de 1 limón
2 huevos
Semillas de amapolas (a gusto) yo usé el cucharón que ven en la foto
Harina 300 gr.
Leche 1/2 taza. 

Primero la manteca (pomada) con el azúcar, mezclar. Agregar los dos huevos, la rayadura de limón y las semillas de amapolas, mezclar. Luego, agregar la harina y la leche de a poco. 
Disponer en Pirotines.
Horno medio/bajo 20 minutos. 


Este invierno que paso en Buenos Aires, no fue tan frío como otros y en Agosto nos sorprendió un veranito que nos llenó de ganas de disfrutar al aire libre. 

En mi caso, simplemente, estoy disfrutando mucho leer en mi balcón. El sol, la brisa, los pajaritos y una buena historia junto al silencio largo extendido hacen que me relaje y viaje hacía algún lugar que no conozco. 

Mi jardín/balcón esta floreciendo y los colores están tiñendo el invierno. Pronto llegará la primavera, la mejor estación del año para mi. 

El frío es inminente, así que a disfrutar lo mas que se pueda. 

Les dejo algunos fragmentos de una canción muy hermosa:
Creo en la vida en todos sus sentidos. Amo las flores por florecidas... Creo en la fuerza de la ternura... 
Ando con el alma en vilo pero no padezco de otro mal mayor... Claro que me cuesta un poco convencerme a diario que así esta mejor... no me molesto si se me ríen de la ilusión. 


La rayadura de limón se siente en cada bocado. 


Un cucharón de Semillas de Amapolas para que le de mucha textura al bizcocho.



Listo! a preparar unos mates y a compartir una charla. Si te gusta podes ponerle un glaseado de limón arriba. Le va a quedar muy bien. 





Espero que los prueben. 

Buena vida!
Naturalita

jueves, 2 de enero de 2014

La receta más fácil del mundo: Pirotines



Estos son unos maffins, que en mi familia los llamamos pirotines. La receta pertenece a mi madre Susi y es tan fácil que la haces seguro. Digo esto, porque necesitas pocos y conocidos ingredientes, cosas que siempre tenes en tu casa: Azúcar, Harina, Huevos y Manteca. 
Mi madre, cuando eramos chicos nos hacía los pirotines y a mi y a mis hermanos nos encantaban. Hoy los hago yo y comparto la receta porque hará un poco más felices las tardes de los suyos. 






Anotá:

100 gr. de Harina Leudante
100 gr. de Manteca 
100 gr. de Azúcar 
2 huevos
1 cdta. de Esencia de Vainilla ( o si querés reemplaza por ralladura de limón o de naranja. Es a gusto de cada uno)
1 cda. de Cacao 

Primero la manteca (que este pomada, dejala un rato afuera de la heladera) luego agrega el azúcar. Mezcla. Agrega los huevos y la esencia de vainilla. Batí un poco. Agrega la harina tamizada y mezcla.
Luego separa la masa en dos. Una quedará de vainilla y la otra será de cacao. Por ende deberás agregar la cda. de cacao y mezclar. 
Dispone los pirotines en una placa y en cada uno agrega un poco de las dos preparaciones. Para que se unan y quede marmolado, con un palillo hace círculos (no tiene que ser prolijo). 

Horno: Bajo, por 10 minutos aprox. (anda mirándolos) 



Listo! viste que simple?

Naturalita


martes, 31 de diciembre de 2013

Pancitos de queso


Para despedir el año, armé estos pancitos de queso. Esta receta es de Jimena Monteverde, espero que la hagan y compartan! Salen mas o menos 20 pancitos. 

250 gr. Harina 0000 (yo use leudante)
1 Taza de Queso rallado finito (yo use pategrás)
100 gr. Manteca (fría)
Sal a gusto
10 cdas. de agua helada
Semillas de Amapola para decorar (agregado mío)


Mezclar la harina, la sal y el queso rallado en un bol. Agregar la manteca fría y con la mano trabajarla hasta que quedo arenoso, agregar el agua helada y formar la masa.  
Queda una masa dura. Hacer bolitas y aplastarlas con el tenedor. Decorar con semillas de amapola por arriba. 
Horno: Fuerte, por 5 a 8 minutos o cuando estén dorados


Buen año!!!

Naturalita

lunes, 30 de diciembre de 2013

Catorce razones

Mis catorce razones:


2013. Año de creación, finalización y abriendo caminos


Enero - Mayo 
La Biblioteca queda bajo agua y trae aprendizajes, experiencia y crecimiento profesional.
Amigos son testigos de nuestra convivencia. Amor para rato ♥, crecimiento, comprensión, deseo.
Vienen buenas noticias en Enero, mi hermana esta embarazada ♥. Se agranda la familia y el corazón.

Junio - Septiembre
Llega el número 30 en mi vida. Y me convierto cada día más en una mujer.
Suenan trompetas de gloria!! En Julio me recibo de Bibliotecóloga.  Suspiro y me relajo luego de 5 años de estudio, luego de tanto esfuerzo, dedicación y constancia. 
Feliz de cerrar esta etapa, que me trae mas aliento, fuerzas y ganas.

Octubre - Diciembre
Se abren caminos. Surgen proyectos y desarrollo en la biblioteca. 
En octubre, un día bien Peronista, nace él, Lorenzo. Y trae luz, sonrisas en nuestros rostros y paz.
Noviembre nos lleva a la tierra de las aceitunas y el vino. La Rioja nos muestra su mejor cara. 
Diciembre caluroso y festivo, espera el 2014.

Tengo el tiempo en mis manos, estoy lista para seguir creciendo y disfrutando de la vida, de lo que me quita y me da.


Momentos del 2013




Buena vida! 


Naturalita


viernes, 26 de julio de 2013

Pasaje a Lisboa


Hartos de viajar, tiramos nuestras mochilas en un empedrado donde nos dejo el colectivo, lo primero que hicimos fue mirar el cielo. Era igual al que vemos en Buenos Aires, pero para nosotros ese cielo era más antiguo, más extenso. Sentados todavía en el suelo de la calle, respiramos fuerte y eso hizo que nuestros ojos se cerraran repentinamente. Sin mirarnos, ambos estábamos en la misma posición y con la cabeza hacia arriba. Todavía con los ojos cerrados, hice un movimiento con mi mano, buscando la tuya. Tantos años queriendo viajar juntos y ahora estábamos en Lisboa. Cuántas noches nos quedamos a oscuras en la cama hablando de nuestros deseos de conocer, de perdernos en esta ciudad. Hice un movimiento y rozamos las palmas, atinando a hacer lo mismo. 
Los bocinazos hicieron desconcentrarnos y bruscamente nos levantamos para aprontarnos a la vereda.
Quede callada y pensaba en el momento único de llegar a un lugar extranjero. Cuánta gente llega a un sitio nuevo y corre al hotel como para protegerse de lo desconocido. Lisboa para nosotros era como llegar a lo más lejano de nuestro pensamiento, era realmente un lugar extraño y añorado, por eso, cuando llegamos quisimos conectarnos con el aire de la ciudad, hicimos una pausa, olimos los aromas, escuchamos los ruidos, la música y los silencios.
Siempre nosotros colgados, nos quedamos riendo en la vereda, y así pasamos unos cuarenta minutos desde que el colectivo nos dejo ahí, todavía nos faltaba buscar un lugar donde pasar la noche, almorzar algo - nos moríamos de hambre - y no queríamos que el día se nos pase volando, como sucede siempre que estamos juntos.
¡Cuántos problemas nos traía el tiempo!, que nunca se detenía. Solíamos ignorar lo que pasaba en el mundo externo. Siempre fuimos capaces de construir una burbuja que nos separará de la realidad. Sólo nos importaba andar juntos por la calle, reírnos de alguna de tus payasadas o simplemente jugar al cíclope.
- Nunca dejemos de ser novios - me dijiste aquella vez acostados en la cama de tu departamento en Villa Urquiza. Nunca deje de pensar en tus palabras, cuánta razón tenías al decirlo y con cuánto amor lo dijiste. Recuerdo que tomábamos mates, cuando planeamos este viaje, capaz que pensábamos que nunca lo concretaríamos, mas allá de lo económico, por que pensábamos que estas cosas estaban muy lejanas para nosotros, pensábamos que estos viajes a Europa los hacía la gente con salarios disparatados y casas con autos y perros Caniches. Ese día, vos te quejabas de la bombilla que no quería funcionar y decías - esto no anda – y yo reía sin ganas, y comenzaba el juego de risas interminables hasta que yo terminaba tirada en el piso riendo en una posición extraña. Volvíamos con el mate y nos preguntábamos por que reíamos así, ninguno podía explicar la situación, hasta que yo hacía el juego de repasar las últimas acciones volviendo los pasos atrás con la memoria y lograba recordar. Después, terminábamos comentando lo poco que necesitábamos para divertirnos, y así se desarrollaban nuestras charlas de mate y hablábamos de nuestro amor sano, justo, sincero. Y precisamente en una de esas charlas nació nuestro viaje, no tan sólo lo considerábamos un viaje de placer o un viaje cultural; era como un viaje al amor. Reíamos y decíamos que habíamos sacado el pasaje en Potrerillos bajo estrellas infinitas, inalcanzables, fugaces destino a… solíamos nombrarlo infinito particular.
Viajar al amor, un sitio que decías no haber experimentado y que yo solía decir que tampoco. No de este modo, nunca había hecho un viaje tan sencillo y puro, con tanto para recibir y para dar, un viaje a lo más profundo y limpio de nuestro ser. Nunca olvidaré tus palabras - ahora sé que es necesario amar -.
Levantamos nuestras mochilas y empezamos a consultar los mapas que habíamos llevado, debíamos encontrar un lugar antes de que anochezca. Nos costaría un poco la comunicación, nuestro portugués era escaso, y aunque a mi me gustaba mucho, nunca fui buena con los idiomas.
Empezamos a caminar sin rumbo. Luego de un rato de caminata vos señalaste un almacén que llevaba una nota de alquiler en su vidriera. Entramos y el señor nos informó que alquilaba una habitación a viajeros. Me alegre de saber que siempre tuviste una vista privilegiada, de ser por mí nunca lo hubiéramos encontrado.
El señor nos indico que esperáramos al cierre del local, sólo tardaría 20 minutos, así podría mostrarnos el lugar con tiempo. Accedimos a esperar en la puerta del almacén, teníamos mucha hambre, así que pensamos en comprar algo para paliar la espera. Entraste al almacén. Te vi mientras mirabas los productos. Tenías un aire cansado, pero un cansancio alegre. Te miraba, te veías guapo y no podía dejar de pensar en tu buena compañía. Que privilegiada me sentía.
Era un almacén viejo. Trajiste unas galletas, que estaban muy sabrosas. Por fin, el señor apago las luces, caminamos unas cuadras hasta la casa y muy amablemente nos mostró las instalaciones. Era una casa grande, cercana a un centro comercial, y al entrar sentimos un aroma exquisito a comida. Adoro los olores de los lugares, soy muy memoriosa con el olfato, no sé cual será la razón.
Sólo tenía una habitación para alquilar, al entrar vimos que tenía una cama grande, más grande que la de tu departamento. No es que me quejára, pero llamaba mucho la atención el tamaño. Lo que más nos gusto era que una ventana enorme permitía pasar el sol e iluminaba toda la habitación. No nos mataban con lo que pedían así que decidimos quedarnos. Los dueños de casa nos hicieron sentir a gusto.
Cerramos la puerta de la habitación, y nos tiramos en la cama para probar cuán cómoda era, hacía algo de ruido pero no iba a traernos eso un problema. Estábamos contentos de haber encontrado rápido un lugar agradable. Nos besamos por largo rato, como de costumbre, hasta que vos dijiste que era buena idea recorrer el barrio donde estaríamos viviendo antes de que acabara la luz del día. Dejamos nuestras cosas tiradas, propusiste llevar una mochila y poner todo lo que precisaríamos en el camino, no me opuse, quería evitar luego la queja que se produciría al meter la mano y encontrar cosas que solo ocupaban lugar, cosas que no eran necesarias. Agarramos la cámara fotográfica para aprovechar la salida y hacer algunas fotos. En Buenos Aires, te había contagiado el gusto por la fotografía y sabías expresarlo bastante bien. Éramos sólo unos aficionados del arte de captar imágenes fijas.
Hicimos nuestro primer pago, dejamos nuestros datos personales y salimos. Agarrados de la mano, andábamos como quien no sabe donde va. El día estaba con un sol resplandeciente, en el apuro olvidaste tus anteojos de sol y te pasaste toda la tarde rezongando. Sugerí comprar unos nuevos, los que tenías pronto terminarían de romperse. No encontramos nada abierto, parece que era la hora de la siesta.
Caminamos y buscábamos el mar en cada paso. Me habían dicho que la primavera era particular en Lisboa, los días se alargaban y una luz especial iluminaba las calles, nosotros disfrutábamos de la caminata, asombrados por cada cosa que veíamos, las construcciones, la gente, los carteles, los autos. Un silencio invadía nuestra paz. Ninguno de los dos decía nada, no eran necesarias las palabras. Entramos a una calle empinada, muy angosta y en la esquina nos besamos. Haciéndote el romántico, me dijiste que me darías un beso en cada esquina con farol. Yo sonreí.
Se hacía de noche y no quisimos alejarnos tanto de la casa, era un día de semana y en las calles ya quedaba poca gente. Yo insistí en tomar algo en un café de por ahí, y vos con un ademán dijiste – vamos, busquemos un café de esquina -. Sabías muy bien que yo adoraba visitar cafés, me gustaba fotografiarlos, especialmente los cafés de esquinas llenos de ventanas.
Encontramos uno recién a la tercera cuadra que caminamos. Al entrar dimos cuenta de que era un lugar de viejos, en su mayoría hombres. Lo que se escuchaba parecía música de otros tiempos. Nos sentamos en una mesa que daba a la calle. Ambos disfrutábamos de observar a la gente, sus movimientos, sus gestos. Podíamos pasar horas. Vos pediste dos cafés, el mozo nos sonreía. Quizá no sea un bar donde frecuentan viajeros - pensé yo.
Mientras daba el primer sorbo de café tomaste mi mano y me miraste. Siempre me gusto la forma en que me mirabas, esos ojos azules decían más que tus palabras. Yo te miraba y entendía todo, estabas loco por mí, y no hacía falta explicarlo.
Saque unas fotos a unos viejos que reían, al cajero contando dinero y luego, aburridos del café, donde no sucedía más que charlas, nos fuimos a la casa para ordenar nuestras cosas, que habían quedado todas tiradas.
Al llegar, los dueños nos convidaron al parecer unos pancitos, como dándonos la bienvenida a la ciudad y nos enseñaron a su familia. Nosotros estábamos felices de ser atendidos tan amablemente, recuerdo que vos no podías creer tanta cordialidad. Eran dos niños pequeños, el señor, la señora, y la abuela que ya era bastante mayor.
Hablábamos poco, yo sentía vergüenza de mi pronunciación, y sin querer combinaba la lengua española con la portuguesa. Vos te reías de mí, me inhibía y entonces callaba.
Nos invitaron a cenar con ellos - eran sumamente generosos – habían preparado unas pastas, con una salsa rara, pero bastante gustosa. Yo no di vueltas para comer, tenía mucha hambre.
Fuimos a la cama y rendidos a la almohada no pronunciamos ninguna palabra más. Nuestra primera noche en Lisboa se fue volando con total somnolencia.
A la mañana siguiente, te desperté con besos y canciones. Vos seguías con modorra y no querías levantarte. Comencé a protestar, y de un salto dejaste las sábanas. Mientras me daba una ducha, preparaste el agua para poner en el termo. Decidimos salir a desayunar por las calles, con el mate bajo el brazo. Saludamos a la familia y salimos rápidamente para no perder ni un minuto más del maravilloso día que prometía.
Cuando salimos, yo abrí el mapa para ver hacia donde podíamos agarrar. caminamos, nos pedimos, preguntamos, conocimos, sacamos fotos, descubrimos a un Lisboa cultural, probamos comidas y seguimos caminando. 
Queríamos conocer algún museo, el primero que encontramos fue el Museu da Cidade. Hacia allá fuimos, tomamos el trolebús, nos parecían tan pintorescos que queríamos probarlos. Medios perdidos nos bajamos del trole, consultamos la dirección y estábamos a pocas cuadras. Buscaba un cigarrillo en mi bolso cuando al levantar la cabeza ya no te vi. Empecé a buscarte con la mirada, luego di la vuelta. No estabas. Pensaba que seguro sería una de tus bromas, que de pronto aparecerías para asustarme, pero no aparecías. Ya comenzaba a estar intranquila. Me fume el cigarrillo sentada en una parada de ómnibus, para ver si te veía por algún lado, intente no alejarme del lugar del desencuentro. Me puse los lentes para estar más atenta, y de pronto te vi junto a un artista callejero que tocaba su guitarra. Siempre dedicaste un poco de tu tiempo a los artistas. La música siempre fue tu forma de expresarte. Ni siquiera me buscabas, estaba muy enojada, vos te reías porque decías que hacía un gesto raro cuando estaba enfadada. todavía ofendida te di la mano y seguimos caminando....


Lisboa, antes de conocerte te soñé. Sin verte ni tocarte, te recorrí. A través de sus palabras, Fernando Pessoa me trajo hasta aquí.


Naturalita

sábado, 10 de noviembre de 2012

Galletitas con trozos de chocolate y nuez




150 gr Harina Leudante
150 gr Azúcar Rubia
100 gr Manteca 
1 Huevo 
1 Cdta. Esencia de Vainilla 
1/2 Cdta. Bicarbonato de Sodio
Chocolate Amargo (tipo Águila)4 barritas o a gusto
Nueces 

En un Bowl mezcla la manteca a temperatura ambiente (pomada)con el azúcar rubia hasta hacer una mezcla cremosa. Agrega el Huevo, la esencia de Vainilla y nuevamente mezclar. 

Agrega la harina leudante + el bicarbonato de sodio + las nueces y el chocolate. Mezcla hasta que te quede así:




Llevalo un rato a la heladera, mas o menos 15 minutos. Mientras prende el horno a temperatura entre media-baja. 

En una placa limpia agregar de a cucharadas la mezcla. Esto es a ojo, ni muy grandes, ni muy chicas. Deja espacio entre una y otra porque crecen en la cocción. En 7 minutos o cuando las ves doradas las sacas del horno. 

IMPORTANTE: Cuando salen del horno te recomiendo que las dejes unos 5 minutos que reposen en la placa y se endurezcan. Sino se te van a romper. 

Dos cosas:
  • El chocolate a mi me gusta cortado bien rústico, no compro chips, corto chocolate en trozos (use chocolate amargo Águila)
  • La forma de las galletitas no tiene que ser necesariamente uniforme. Son galletitas caseras así que si salen con formas raras mejor. El valor esta en el gesto. 



Lo mejor que podes darle al otro es algo hecho por vos. Esta es una receta para compartir, para regalar. 
Este es el resultado !



se van pronto ...


Estamos en Noviembre y mi Jacarandá está todo florecido, llenó mi ventana de violeta. Durante el invierno es puro verde. 


No dejen de hacerlas !


Disfruten de a muchos.

 Naturalita